Esta versión en viñetas de la pieza de teatro isabelino intitulada Tito Andrónico da cuenta, a través del arte de Marcos Prior y Gustavo Rico, del tránsito del emperador-por-herencia al emperador-por-aclamación-cuasi-popular. Entrelazado todo ello mediante una espiral de violencia provocada por una serie de acciones y reacciones con el denominador común de la venganza (alimentada por el fuego del mal por amor al mal), que se van turnando hasta el paroxismo final con el que culminan no pocas de las obras atribuidas a la figura central del problemático canon occidental: William Shakespeare.
El Tito Andrónico de Prior y Rico es una adaptación –“traición” apuntan sus autores, en su respetuosa y documentada traslación al cómic– de la tragedia homónima, generalmente fechada entre 1592 y 1594, años en los cuales se prohibieron las representaciones teatrales en Londres cuando las muertes semanales a causa de la peste superaban la cifra de 30. “Conjuras, presagios, fatalidad, los desastres de la guerra... Si la tragedia se define en su naturaleza inexorable –asegura el escritor y crítico, Rubén Lardín–, esta adaptación del clásico lo hace en su oportuna vibración entre la mascarada black metal y el retablo ultragore. Un tebeo salteado de arrebatos extáticos que en su apreciación política nos remite a la realidad siempre inmoderada, al contubernio que rige nuestra organización social aquí y ahora, y que no olvida señalarnos como responsables de nuestra propia calamidad”.