Baltimore. Finales de los 70. Alguien ha matado a Lonnie, gerifalte de la droga. Harry pasa a estar al mando, pero le puede la paranoia. Spanish Scott lo sabe y está dispuesto a tomar las riendas, poner a tono el negocio, hacerse con el tráfico. Luego está el joven Kretchmeyer, qué tío. Pese a su juventud, ya ha tenido tiempo de dar pasaporte a unas doscientas catorce personas, muerto arriba, muerto abajo. Beth solo ha matado a un tipo, y además fue un accidente, nada importante. Beth siempre cae de pie, aunque ahora mismo le debe diez de los grandes a Dedos, asesino profesional con gusto por la amputación. Y peor todavía: se está encoñando con ese chaval, Orson, el universitario que la otra noche intentó atracar una licorería. Por si fuera poco, la infame Banda del Sol está a punto de darse a conocer. Todo mal.