Marzo de 1967. Truman Capote regresa a Garden City para visitar el rodaje de la película que adapta su novela A sangre fría, la historia real de una familia asesinada y de dos condenados a muerte.
En el escenario de la que está considerada como una de las obras maestras de la literatura norteamericana, el escritor ahonda en sus traumas, en la violencia de escribir, de esperar y de acompañar al patíbulo a unos asesinos a quienes conoce “tanto como a sí mismo”. Sin embargo, entre escribir sobre la realidad y vivirla hay un mundo, y tras el desgaste emocional de todo el proceso y el enorme éxito editorial, Capote no llegó a terminar ninguna otra novela.