Finales del siglo xvii, más de un siglo antes de que las historias sobre el general Custer o Gerónimo, o las películas de John Wayne, John Ford, Leone y Clint Eastwood plantaran en la memoria colectiva de la gente una imagen artificial del wéstern y del salvaje Oeste norteamericano Miles de hombres y mujeres, nativos, novohispanos, irlandeses católicos y gentes peninsulares, hispanos todos ellos, lucharon por habitar estas tierras. Y el cuerpo de caballería de élite, que forjó su mito y la civilización en aquellas lejanas arenas, aún retumba en la leyenda: los dragones de cuera. Esta es la historia de la ciudad de Tucson, de sus dragones y de su capitán, Pedro María de Allande y Saavedra.