Información proporcionada por la editorial:
Un puñado de anécdotas autobiográficas que muestran a un Trondheim íntimo e infantil, tierno a veces, irritante. Cómodo en su doble papel de autor y personaje, se divierte forzando la identificación de uno y otro, y crea un divertido hipocondríaco patoso en la línea del mejor Woody Allen.
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