Gracias a la vanidad de Kamishiro, Yûichi consigue llevarle por donde quiere y de paso le muestra a Kokorogi la auténtica naturaleza del ?ojo de los dioses?. Al día siguiente comienza la última partida, en la que Yûichi se enfrenta a Satone, la hija de Kaidô, quien nunca en su vida ha perdido una apuesta. Por eso mismo, decide jugárselo todo a una moneda