Ya tenemos aquí el desenlace del que ya es un clásico de Naoki Urasawa: Erase una vez un pueblecito en un pequeño valle. La gente vivía en paz. Un monstruo disfrazado vivía entre ellos. Cortó los lazos con la maldad y empezó a ayudar a la gente del pueblo. Pero, un día, llegaron unos mensajeros demoníacos. El pueblo quedó rodeado de un aire viciado y los aldeanos empezaron a matarse unos a otros. El propósito de esos mensajeros demoníacos era capturar al monstruo. ¡SU NOMBRE ERA FRANZ BONAPARTA!
¿Cómo puede convertirse un hombre de carne y hueso en uno ficticio? La respuesta es sencilla. Tiene que eliminar a todo aquel que le conoce, a todo aquel que conoce su pasado. Tiene que ser el único que exista... Un hombre intentó hacerlo. Intentó cometer el ?suicidio perfecto?. Pero fracasó en su intento de eliminarlo todo. Ahora, el monstruo sin nombre se ha convertido en un hombre de verdad.