La etapa de X-9 que presentamos a partir de este libro nos retrotrae a poco antes de que los Estados Unidos entren en la Segunda Guerra Mundial. Leyendo desde la perspectiva que nos dan ochenta y pico años, en esta serie se nota muy claramente cómo el ambiente pre-bélico tiene preocupada e incluso atemorizada a la sociedad norteamericana. X-9 y su inseparable y simpático compañero «Wild» Bill están en el elemento para el que han nacido: ya no persiguen a delincuentes ni mafiosos, sino que la sombra del espionaje de otras potencias se proyecta en sus misiones.
Pasen ustedes y lean: Una serie con un autor ya plenamente formado y que va a más. Nada es lo que parece y, sobre todo, nadie es lo que parece. Los vericuetos que va tomando la trama son imposibles de adivinar. Espías de potencias extranjeras, mujeres fatales que nunca sabemos si son aliadas o enemigas, planes que se desbaratan solos, un X-9 que es mucho más activo y hasta simpático que el que hemos conocido en años posteriores. Enamoradizo, pero bajo control, apenas usa la violencia como hizo en el pasado. No tiene vida privada…. de momento. En el futuro le esperan Hilda, Wilda, una personalidad civil, y más y mejores aventuras. Y trenes. Muchos trenes. Nadie ha dibujado mejor los trenes que Mel Graff.