En los inicios de la carrera de Batman, una fiera rivalidad surgió entre dos de sus principales enemigos: el Joker y Edward Nigma, más conocido como el Acertijo. Unidos por el odio hacia el Caballero Oscuro, pero enfrentados por la obsesión de erigirse en su mayor antagonista, iniciaron el reclutamiento de varios miembros destacados de su incipiente galería de villanos. Clayface, Dos Caras, Hiedra Venenosa, el Espantapájaros, Killer Croc y los dos mercenarios más letales del mundo, Deathstroke y Deadshot, fueron solo algunos. Sin embargo, tal vez quien sufrió las consecuencias más devastadoras fuese un criminal de poca monta, Charlie Brown, que cambiaría para siempre en el proceso. La escalada de violencia no dejaba de cobrarse víctimas mortales, y la solución que zanjó el conflicto resultó tan inventiva como inesperada... aunque únicamente se desvelará en la actualidad, cuando Bruce Wayne termine de relatar ante Selina Kyle -y ante los lectores de este tomo- cuanto sucedió entonces.